jueves, 22 de noviembre de 2012

No me interesa ni a mí

Tengo  bastantes cosas que hacer, algunas son importantes y otras quisiera hacerlas, sin embargo, urgente, lo que se dice urgente no hay ninguna, bueno, sí. Interrumpiré este escrito para hacerla en su momento y después lo retomaré.

El caso es que voy a dejar aparcadas  el resto de cosas que tengo que hacer para contar algo que no me interesa ni a mí. No me interesa porque ha llovido mucho desde entonces, ha pasado mucho tiempo y lo cierto es que no va ninguna parte.

El tema es cuando y como compré mi primer coche. Acabo de leer un blog en el que se jubila un coche y su dueño se siente más libre porque le estaba dando mucha guerra, por otro lado le da pena y le trae recuerdos. Y me ha venido a la mente el como compré mi primer coche.

Había estado trabajando durante 4 años, como dependienta y dando clases particulares. Me salió un trabajo, después de echar currículos por toda España, bien lejos de mi casa. Tenía que coger dos aviones para  ir de mi casa al trabajo. O sea que me instalé allí. Era una sustitución a una persona que estaba embarazada y le habían dicho que tenía que guardar reposo. Era un trabajo para el cual se requería al menos la titulación que yo tenía. Me interesaba estrenarme en algo relacionado con lo que había estudiado.

No es que estuviera directamente relacionado ese trabajo, pero sí requería una titulación y por fin iba a tener un sueldo que me permitiera respirar un poquito.

Se acabó la sustitución y después de estar un año en el paro, preparándome para todo tipo de trabajos relacionados con el que había encontrado y después de pasar demasiadas peripecias, encontré trabajo en mi provincia, a 60 Km de mi casa. Bueno, tenía carné de conducir y me interesaba, no sólo tener el carné, sino saber conducir, porque no sabía donde iba a encontrar trabajo ni cuando.

Había ahorrado suficiente dinero como para comprar un coche. Estuve mirando, hubo uno que me gustó sobre todo porque era el mismo modelo con el que me había sacado el carnet y me resultaba familiar. Me pedían un 10% más que el dinero que yo tenía ahorrado. Le dije al comercial que yo tenía un tope para poder gastarme, que para ellos la diferencia de dinero no era nada, pero para mi era mucho, que me lo dejaba por lo que yo tenía ahorrado o no lo compraba.

Entra, sal, voy a preguntar al jefe. No llegamos a ningún acuerdo.  Adiós muy buenas.  Me llamó por teléfono  a los días. Fui y total que no me ofrecía lo que yo le había propuesto. Más de una hora de cavilaciones, toda la tarde, por fin llegamos a un acuerdo, me lo dejaba a ese precio si me llevaba el de color blanco que lo tenían allí. Pues vale, el blanco.

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