Siento que haya tanto empleado de
banca que se vaya a quedar en paro. Es posible que sean muy pocos los que se
queden en paro, se recolocaran, se prejubilaran…
No me gusta tanta fusión, tanta
desaparición de oficina, ni desde el punto de vista racional ni desde el
emocional.
Desde el punto de vista racional
pienso que si los bancos y cajas nos han estado apretando el cuello, ahora que
van a ser cuatro, no se conformaran con apretarnos el cuello, intentaran
ahogarnos. Van a tener demasiado poder, muy poca competencia. No me gusta.
Las cajas de ahorros habrán
estado mal gestionadas, pero realizaban una cierta labor social allá donde se
encontraban. La mayor parte de la gente trabajaba con las cajas, esa es mi
impresión. Se las han cargado. Y fusión tras fusión, tendremos que bailar al
son que tocan cuatro.
Desde el punto de vista emocional
también siento una cierta tristeza. Paso por delante de una sucursal que han
cerrado y cuyos cristales han pintado por dentro para que no se vea la bajera y
me entra una cierta desazón. El saber que era el lugar de trabajo de unas
personas jóvenes, algunos de ellos con hijos pequeños. Personas que estaban
tranquilas porque tenían un buen puesto de trabajo.
Últimamente estaban más
inquietos, sabían que se iba a cerrar la sucursal, tenían una ligera idea de
donde los iban a recolocar, pero también sabían que todos los que estaban
trabajando ahí no podían seguir en plantilla.
Me da tristeza y rabia que haya
tanto paro, creo que se debería hacer lo imposible porque nadie que quisiera
trabajar estuviera en el paro.
Me entristece especialmente, en
estos momentos, que haya tanto empleado de banca que se quede en paro, que se
tenga que prejubilar aunque no quiera, que se quede sin hacer algo que le hacía
sentirse importante, algo que le permitía desarrollar sus conocimientos, sus cualidades, algo que le
permitía tener suficientes ingresos como para poder vivir con un cierto
desahogo.
Sin embargo, no deja de rondarme
por la cabeza, todo el daño que han estado haciendo muchos de los que ahora se
van a quedar sin trabajo. No todos, supongo, pero muchos sí. Muchos de ellos
han estado encajando productos a la gente sabiendo que les estaban haciendo
mucho daño. Supongo que una buena parte de ellos lo habrán hecho para ganar más
dinero vía comisión, porque tendrían que cumplir unos objetivos… Desde luego
cumplían órdenes, pero parece que han sido muy obedientes y que no han mirado a
los ojos a quien tenían delante sino a quien tenían por detrás. Y ahora muchos
de estos que no han tenido mayor inconveniente en robar para sus jefes, reciben
un “vete al paro” por parte de sus jefes.
Tienen que sentirse muy mal, y
los demás, la mayoría, también nos sentimos mal por ellos.
Relaciono de alguna forma este
sentimiento con la pena que sentía una amiga mía por el marido que le había
hecho la vida imposible y la había dejado.
Sentía pena por él.
No se había podido portar peor
con ella. Ella estaba rota y repetía que le daba mucha pena él. En un momento
determinado alguien le dijo que no quería volver a oírle decir esa tontería,
que no dijera que le daba pena él.
Nunca entendí que había visto en
dicho individuo para estar tan colgada por él desde tan joven. Salían juntos desde el bachiller, y aunque
sacaba buenas notas, hizo la carrera de periodismo sin problemas, encontró un
trabajo bien remunerado…. Creo que hacía falta tener muchas ganas de salir con
alguien para salir con él. Ella estaba muy enamorada de él desde muy joven. Tonto del
todo no era, pero tenía una buena dosis de vulgaridad. No me refiero a que
fuera grosero ni a que fuera humilde, ni que su familia tuviera o no tuviera,
sino que era alguien que me resultaba “corriente” en el peor sentido de la
palabra. Quizá me resultaba “corriente” porque era una persona que se ponía por
delante de los demás, porque no tenía muy en cuenta los sentimientos ajenos, si
no era para sacar provecho de ellos y además era algo que no disimulaba, algo
que se le veía.
El calificativo “corriente” lo he
oído muchas veces para decir que alguien no tiene nada de particular, nada que
destacar, creo que su sinónimo puede ser vulgar.
El caso es que mi amiga siempre
había estado colgada por el que fue su marido, el padre de sus hijas y quien
ahora es su exmarido desde hace muchos años.
Le ofreció todo, cualquier cosa
con tal de que no la dejara, pero la dejó. A ella y a sus hijas, la pequeña
recién nacida. Fue cruel con ella y con sus hijas. Y mi amiga en su dolor, en
su desesperación decía y repetía que sentía pena por él. Tuvo que buscarse un piso, vivía sólo, su
familia no le apoyó y sentía pena por él, a pesar de todo lo que le estaba
haciendo. Al menos, eso es lo que conseguía verbalizar: Me da mucha pena y lo
decía llena de sufrimiento. ¿ Era digno de que se sintiera pena?
Probablemente, de algún modo, por
no haber sabido valorar lo que tenía, por sentirse frustrado por no destacar
especialmente, por destrozar su familia y a él mismo.
¿Había otra? Sí, había otra, 9
años mayor que él, con dos hijas, que no
eran las suyas, y la relación duró aproximadamente un año. En realidad no había
otra, utilizó a otra para terminar de destruir a su familia.
Destrozó su vida y se llevó por delante la vida de su mujer y la
de sus hijas.
Y a esa pena que sentía mi amiga
por semejante individuo le veo un cierto paralelismo con la pena que siento por
tanto empleado de banca, que después de haber destrozado a tanta gente, se ve
ahora en una situación laboral, económica precaria.
Supongo que no tiene mucho que
ver, pero al fin y al cabo es sentir pena por alguien que ha estado destrozando
a los demás.
En cualquier caso, la pena que
sentía mi amiga por su marido, venía acompañada de una destrucción de su forma
de vida. Tuvo que hacer un montón de papeles, vio como su casa se iba vaciando
de un montón de cosas que consideraba suyas, pero que al repartirlas se las
llevó él. Tuvo que ingeniárselas para aumentar su jornada laboral y tener que
atender a sus dos hijas con menos tiempo disponible para ello… y sentía pena
por él.
Ahora, siento pena por los que trabajan
en los bancos. Doy por sentado que al reducir el número de oficinas, muchos
empleados perderán su trabajo. A lo mejor me equivoco, pero parece lo lógico, y
me da pena. Pero no parece lógico hoy en día prescindir de los bancos, casi
todos los recibos están domiciliados. No es muy normal que sea un servicio del
cual se pueda prescindir. Sin embargo, ¿Dónde está la competencia? ¡Dan miedo!
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