Para mí el ordenador apareció,
como para muchos, supongo, como un sustituto de la máquina de escribir. Me
gustaba escribir a máquina y me ha tocado tener que hacerlo. Pasé de la máquina
convencional a la máquina electrónica antes de utilizar el ordenador. Me decían
que era un atraso comprar una máquina electrónica, que comprara un ordenador.
No me atraía el ordenador y disfruté durante un
tiempo con mi máquina electrónica, me encantaba. Pero claro, al final, que
si Word, Excell… acabé comprando un ordenador. Todavía no utilizaba internet,
no había buenas conexiones. Mi primer ordenador y creo que el segundo nunca se
conectaron a internet.
Poco a poco internet se fue
instalando, poco a poco se fue haciendo imprescindible. Estuve desconectada del
ordenador, internet, tv y demás durante un par de años. Al ir retomando
contacto con el mundo comprobé que muchas cosas ya no se utilizaban y habían
surgido otros dispositivos: los CDS bueno, vale, los diskettes ya, bajo pedido,
pendrive es lo que hay ahora y mucho disco duro. Internet en el móvil, las
redes sociales. Bueno, vamos a ponernos al día: Abrí una cuenta con nombre
inventado en Facebook y otra en twitter, a ver qué es esto.
Twitter no está mal, aunque no me
atrae, con Facebook me pierdo más, no termino de aclararme qué es lo que sólo
veo yo y qué es lo que ve todo el mundo. Una pestaña dice: Buscar amigos. He
tecleado el nombre de gente conocida y la mayoría no están en Facebook, al
menos con su nombre. Alguno más extrovertido sí está, incluso con foto. Hay una
cuenta con nombre y dos apellidos de un conocido que según me dice no es suya.
Me picó un poco ver que dos
personas que conozco y me conocen a mí se tienen en sus respectivas listas de
amigos. Me contrarió un poco. ¡No seas absurda! Ni tan siquiera tienes una
cuenta con tu nombre, ¿Cómo va a tenerte nadie en su lista de amigos si no
existes y tampoco quieres que nadie conozca tu pseudónimo? Aunque se me ha ido
la lengua con dos personas, pero espero que no lo divulguen y que ni tan
siquiera se acuerden de mí.
Estos días entro en Facebook porque
parece que tiene posibilidades para hacer una actividad que puede resultar
interesante. Me vuelvo un poco loca. Acabo poniéndome a jugar a unos
jueguecitos que hay, y consigo relajarme. Pero no investigo mucho más porque
necesitaría tener dos cuentas y ver como se interaccionan y creo que me voy a
volver tarumba y tampoco termina de convencerme. Lo encuentro un tanto
farragoso. Que si público, que si privado, que si el muro, que si añades amigos…
tendría que aclararme y pedir a gente que añadieran como amigo a alguien que no
conocen de nada y además que no sé qué información estoy metiendo en la red. Acabo
agotada y encima a mi marido no le hace gracia lo de Facebook. Con lo cual, en
lugar de motivarme, me desmotiva más, porque no me gusta verle de morros ni
aburrido y le hablo de mis dudas sobre esta red y se pone de mal humor. Si
alguien controlaba todo lo controlable en informática era él, pero ahora no
puede manejar los ordenadores ni los aparatos electrónicos y aunque no se
siente frustrado porque es lo suficientemente inteligente para adaptarse a las
circunstancias, le pongo nervioso cuando le digo que no me manejo y le comento
dudas absurdas. Y ya si le digo que voy
a abrirme otra cuenta para interaccionar se agobia más que yo. Total que me
parece que si llego a enterarme de cómo va Facebook será a costa de que no me
entere de las nuevas redes sociales y llegaré tarde a lo que la gente utilice
cuando yo empiece a utilizar Facebook con destreza, vamos, que igual ya no
existe…. Creo que no voy a poder…. No sé, igual hinchándome a chocolate logró
superar la desazón que me produce.
Para colmo veo un artículo
colgado en una página que dice que la gente que está en Facebook acaba, en un
alto porcentaje, un tanto amargada. Según parece, la gente en Facebook intenta
dar una buena imagen de sí misma, con lo cual quien la ve siente que es más
feliz que ellos y se frustran, esto les lleva a ponerse triste y reaccionar
intentando dar una imagen mejor que la otra persona y se forma una espiral de
frustración y de yo más.
Algo parecido pasa en la vida
real. Nos fijamos siempre en lo bien que les va a los otros. Muchas veces
minimizamos sus problemas. Además que hay mucha gente que intenta salir a la
calle con su mejor cara y aunque puede ser de agradecer, en algunos casos, en
otros hace que el resto los perciba como mucho más felices de lo que en
realidad son y se frustren por no estar a la altura.
El caso es que yo pasaba por aquí
y Facebook está en todas partes y no consigo cogerle el tranquillo. Y pensar
que hace cuatro días internet no existía y ahora… cuando dices que no sabes
manejar Facebook te sientes como una analfabeta.
Me viene a la mente una frase que
es una perogrullada absurda pero que define una de las características de la
vida de una forma que la clava. La frase se la escuché a una persona que es
mucho mayor que yo y me hizo gracia por lo tonta y verdadera que es. Es la
siguiente: “La vida es corta, pero es larga”.
Es cierto, la vida es corta, pero
pasan muchas cosas, todo cambia mucho. Cuando crees que has llegado, aparece
otra cima…Cuando vuelves la cabeza y ves el camino andado, ves lo distinto que
era todo cuando caminabas hace poco tiempo, lo distinto que era todo y lo
diferente que eras tú.
Los tiempos cambian. Los tiempos
no cambian, el tiempo es siempre el mismo, lo que cambian son las personas, me
dijo una vez una persona que está en mi corazón. No, no sólo cambian las
personas, el mundo cambia, el entorno cambia a una velocidad que en cuanto te
entretienes un poco, ya no sabes moverte por él. Y ahora hablan de esas gafas
que no me atraen en absoluto. Ahora, justo ahora que estoy perdiendo vista,
aparecen esas gafas, ¡qué oportunas! Decía yo que vas perdiendo vista de cerca
al tiempo que empiezan a aparecer arrugas y como que te compensa de alguna
forma. Pero esas gafas, justo ahora…tienen que ser de locos. Y le digo yo a una
amiga que tiene hijos pequeños,¡ ¿Cómo va a ser el mundo que vivan tus hijos?! -¿Y
el de mis nietos? Me responde ella con una sonrisa y cara de no poder
imaginárselo.
De momento he pasado del Smartphone,
de la Tablet, de Facebook, de twitter, de muchas cosas. También pasé en su
momento del ordenador y compré antes una máquina de escribir electrónica,
¿Dónde estará aquel artilugio tan sumamente moderno del cual ya no se vende
tinta, ni cinta de tipex?