A partir del 21 de este mes, que
según han dicho los americanos no se acaba el mundo, empezará a alargar un
poquito cada día.
Son días oscuros, cortos y fríos.
No es de extrañar que se haya inventado la Navidad.
Aunque con raíces religiosas, el
nacimiento de Cristo, todos estamos de acuerdo en que la forma de vivir estas
fiestas no tienen nada que ver con un Dios nacido en un pesebre humilde, un
Dios que ha dicho que el cielo es de los pobres, que los ricos no pueden
entrar.
Con la excusa de este humilde
nacimiento celebramos la Navidad, que tiene
de todo menos de sencillez.
Y no es de extrañas que con este
frío, esta oscuridad, esta tristeza, este no poder salir de casa por el mal
tiempo, hayamos buscado la forma de juntarnos aunque sea para darnos calor, la
forma de comer cosas nutritivas para combatir el frío, la forma de celebrarlo
en casa con adornos, regalos, escribiendo postales….
Hacemos lo que podemos para convertir
estos días tan paralizantes en algo entrañable para mucha gente. Convertimos
estos días cortos, fríos y oscuros en días de luz, de colores, de calor humano,
de ilusión….
Lo que podía ser una solución
para estos días tan fríos, lo que puede convertir este tiempo oscuro en algo
brillante… si no lo consigues, es un fracaso.
A veces consigues reunirte con
toda la familia, poner suculentos manjares, cosas muy apetitosas, probar
recetas nuevas…. Lo piensas con tiempo, decides con quien te vas a juntar esos
días. Empiezas a hacer mentalmente una lista de todo lo que tienes que preparar,
una lista con todo lo que tienes que comprar, una lista con todo lo que tienes
que tener preparado para poner la mesa, una lista con todos los objetos que vas
a poner en el árbol, una lista de todos los regalos que tienes que hacer… y
puedes hacerlo con ilusión, o puedes hacerlo porque toca.
O bien puedes optar por lloriquear
diciendo: me voy a quedar solo/a estas Navidades, ninguno de mis hijos va a
estar en Nochebuena, llega la Nochebuena y me quedo solo/a… y es mucho más
triste que si estás sólo/a cualquier otro día del año.
¿Os vais a juntar? ¿Cuántos os
juntasteis? ¿En casa de quien? ¿Qué te regalaron los Reyes?
¿Dónde fuisteis en Nochevieja? ¿Te
disfrazaste?
Al final se convierte también en
una competición, quien se junta con más gente, quien come qué.
Has decidido los invitados y te
das cuenta de que alguien se queda solo, decides invitarle, por ejemplo, a la
madre de tu nuera. Y a partir de ese momento, tienes a la señora, muy
enseñorada todas las Navidades sentada muy arreglada, dando conversación bien
interesante, mientras tú vas y vienes de la cocina llevando y trayendo platos.
Además, comenta, a mí las almejas
a la marinera me suelen salir muy bien, yo les echo un poco de vino blanco, no
les has echado, ¿Verdad?
Se van a tomar algo antes de
cenar y tú no puedes porque todavía te quedan cosas que preparar, porque tienes
invitados.
Y resulta que llegan muy alegres
porque se han tomado un vinito, y nada más llegar abren otra botella de vino,
que sea bueno, que para eso es Navidad.
Y tú sigues terminando de preparar las cosas.
Y se sientan muy animados a la mesa que tú has puesto y empiezan a comentar la
buena pinta que tiene todo, que has puesto demasiadas cosas, ¿para qué tanto? Y
se lo van comiendo y tú trae y lleva platos y ellos bebe un poquito más y
entonces es cuando empiezan a hablar cada vez más alto y empiezan a discutir y
tu marido a cantar que no sabes donde meterte y otro contando chistes. Ya
llevan dos copas rotas y el mantel lleno de vino. ¡Alegría! Y se ríen y a ti te
hace una gracia que no veas tú.
Y sale el tema de la política y
más vale que no salga y sale el tema de la religión y más vale que no salga, mejor
no hablar de futbol. No son días de criticar. Y entonces es cuando la madre de
tu nuera empieza a contar como se celebraban las Navidades en su familia, vamos
que nadie sabía celebrar las Navidades mejor que ellos. Ellos sí que sabían….
Y después del postre, los
turrones y las copas se reparten los regalos, y aquello que compraste con tanta
ilusión, ves que no le hace ninguna ilusión a quien lo recibe, y además te
pregunta que donde lo has comprado para ver si puede cambiarlo, porque es una
pena que te hayas gastado tanto en eso que ni puñetera falta que le hace.
Y ya por fin se van todos y te
queda la casa como si hubiera pasado Atila, pero tienes el consuelo de que al
día siguiente es NAVIDAD. ¿Con quien te vas a juntar? ¿Qué vas a comer el día
de Navidad?
No, no me gustan las Navidades.
No, no quiero ponerme nostálgica con la gente que falta, que ya no estará.
No encuentro mejor forma de pasar
estos días, sino dejando que pasen. Pasando de todo. Tomándolo con humor, no
viendo películas sentimentales. Procurando tomar alguna cosa que el resto del
año no se puede comprar, porque son productos que sólo se venden en estas
fechas. Siempre hay algo que todavía no has probado… probar algo que nunca
antes hayas probado siempre es un capricho.
De cualquier forma me alegro de
que haya gente que disfrute estos días, que le gusten los adornos navideños,
que sepan juntarse con los más íntimos y organizarse para que todo el peso de
los preparativos se repartan entre todos, que sepan disfrutar de los
detallitos, que sepan llenar su casa de color sin pasarse en el presupuesto,
sin comprar por comprar. Que no hagan ostentación de lo que han comido ni de
haberse juntado con mucha gente.
Y si alguien tiene que pasar
sólo/a esos días que sepa tomarse un dulce y disfrutarlo, o bien que se olvide
de qué fechas son. Que se dé una vuelta y mire belenes… yo qué sé.
Me parece muy bien que la gente
disfrute de la Navidad, y me parece muy bien que la gente pase de la Navidad.
Estas Navidades y las que vienen
y las que vienen… parece que no van a ser fechas en las que la gente gaste tanto…
Bueno, para eso está el reciclaje. ¡A ver qué contra hacemos con tanta basura!
No hay comentarios:
Publicar un comentario